LA CRISIS. POR VÍCTOR GALLEGO

Año 2045.

Aquella parecía una mañana como otra cualquiera. Walter Goldmann saboreaba su habano matutino mientras una nube plomiza de humo se formaba alrededor suyo. Reclinado en su confortable butaca de piel, en su despacho, en la cúspide de la torre más alta de la ciudad, contemplaba todo el horizonte.

Cualquiera que lo viese pensaría que aquel hombre se sentía como el rey del mundo. Pero no era así. El Sr. Goldmann, gracias a su olfato y talento, había amasado una de las mayores fortunas del mundo y sus fondos de inversión decidían el destino de naciones enteras. Aunque tenía una espina clavada. El  hecho de figurar como número 2 en la lista Forbes le provocaba una amargura y tensión interior que no le dejaban conciliar el sueño. -«Los segundos son los primeros de los perdedores»-pensaba. Pero él estaba decidido a llegar a lo más alto.

Tras su última operación -la compra de la isla de Mallorca para edificar su proyecto de New Vegas- planeaba su siguiente pelotazo. Se había interesado por el negocio del alquiler de automóviles. Por eso, sobre su escritorio yacía el dossier que le había preparado su equipo de asesores: «Desde el petróleo hasta el hidrógeno y la conducción automática: tendencias en el mercado del car leasing en los últimos 30 años».  Lo abrió por una página al azar, y se encontró con una llamativa empresa inglesa que había tenido un éxito considerable a mediados de los años 10. El magnate pensó con desgana-«Menudos aficionados». Pero aún así, se puso su visor de realidad aumentada, y decidió abrir la web del negocio:

 

http://www.lingscars.com/

Un torbellino de colores y destellos se proyectó sobre sus retinas. Los mensajes parpadeantes y el vendaval de información le impactaba con fuerza. El hombre se sintió aturdido y fuera de sí, pero era incapaz de moverse para apagar el visor. El bombardeo de luces y colores seguía. Inconsciente, Walter cayó como un plomo sobre su escritorio.

[…]

Lentamente abrió los párpados. Estaba tumbado y desorientado. Al principio veía borroso, pero poco a poco sus ojos fueron vislumbrando el perfil de una mujer con bata. Era su doctora de familia. Tras un intercambio de frases insustanciales, el millonario no olvidaría la siguiente:

«Walter, me temo que ha tenido una crisis epiléptica»-sentenció la doctora.

Al principio no lo asimiló. ¿Cómo él, un todopoderoso multimillonario, un tiburón de las finanzas, había caído ante una web con un horrendo diseño?  Había amasado una impresionante fortuna y un mayor poder, pero una página web había puesto en peligro su vida. Su sistema de valores se desmoronaba como un castillo de naipes. Una lágrima comenzó a deslizarse por su rostro.

(3 meses más tarde)

«Damas. Caballeros. Androides. Tengo el placer de darles la bienvenida al acto inaugural de la Fundación Web Accesible. Una Fundación que luchará por una Web segura, bien diseñada y accesible. Una gran parte de nuestros fondos irá destinada a mejorar la accesibilidad, y lo haremos de forma completamente altruista»-pronunció nuestro protagonista en el salón de actos de sus oficinas en medio de una gran ovación. Desde el atril, Walter miraba al público que llenaba la sala, decorada con cuadros millonarios y pósters de cómo hacer webs más accesibles. Se acordó del día que encontró una guía sobre el asunto (http://wikis.fdi.ucm.es/ELP/Trabajo:Accesibilidad_en_aplicaciones_web) , que a pesar de sus tres décadas, los principios defendidos por sus autores seguían pudiéndose aplicar al hipertexto. Walter sonrió.

Aquella noche volvió a conciliar el sueño.

 

 

LA CRISIS. POR VÍCTOR GALLEGO

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